Loki

Hijo de gigantes, era el dios del fuego, pero también un tramposo socarrón que cambiaba de forma y se aburría de la vida rutinaria de los dioses. Aunque muchas de sus hazañas causaron grandes daños y destrozos, por lo general solía ser lo bastante rápido como para restaurar el orden y evitar el desastre total. Una vez provocó que los dioses perdieran temporalmente la fuente de su inmortalidad. En otra ocasión, puso a Thor en una situación arriesgada para su propio beneficio, pero finalmente ideó un ingenioso plan para recuperar el martillo robado de Thor.

Sus trucos iban siendo Lokicada vez más desagradables y malignos, y alcanzaron el punto culminante cuando ocasionó la muerte de Balder, el hijo de Odín. En un gran banquete, atormentó e insultó a los dioses, los cuales empezaron a perseguirlo. Loki consiguió escapar temporalmente transformándose en salmón; no obstante, no pudo escapar a los ojos de Odín, que todo lo ven, y fue atado en una cueva oscura. Del primer matrimonio de Loki con una gigante nacieron tres criaturas temibles y perversas: el lobo Fenrir, la gran serpiente Jormungand y Hela, la diosa parcialmente descompuesta del Inframundo. De su segundo matrimonio tuvo dos hijos, Vali y Narfi. Cuando Loki fue encarcelado, Vali se transformó en un lobo y mató a Narfi. Los intestinos del hombre muerto se utilizaron para atar a Loki en la cueva bajo la boca de la serpiente gigante, de la que goteaba veneno, y allí esperó el Ragnarok. Loki fue destinado a liderar el ejército del mal en la batalla final con los dioses, en la que finalmente murió a manos de Heimdall.

Loki fue un estafador y espía entre los aesir. Adquiría formas distintas para ocultarse o engañar a los demás, a mortales e inmortales por igual. Nadie estaba a salvo de sus entrometidos ojos ni de su peligroso ingenio.

"El daño muy raramente sobreviene a la cautela;
con sus oídos escucha,
y con sus ojos observa,
espiando así a todos los hombres prudentes".

-- Eddas Poéticas, El discurso del Altísimo